Recuperando los carrascales de Cartagena.
En tiempos pasados, la encina o carrasca (Quercus ilex) fue una especie mucho más abundante en el Campo de Cartagena de lo que lo es hoy día.
En el libro de M.Carmen Zamora Zamora 'Aprovechamientos tradicionales de los montes comunales del Campo de Cartagena. Cómo se construye un desierto' se menciona varias veces la existencia de carrascales en la zona oeste del municipio, en el entorno de la Rambla de El Cañar basándonse en fuentes del Archivo Municipal.
Las encinas del Campo de Cartagena son en su mayoría de la subespecie ballota, o encina castellana, de hojas redondas y fruto grande y dulce.
Así, en 1586, se ordena por parte del Rey al Concejo de la ciudad que se conceda a unos napolitanos autorización para la corta de leña de encina en sus montes y el Concejo concede tal permiso con la condición de que 'no exceda de mata parda (encina) e questa se corte en la parte de Poniente de esta ciudad de aquel cabo de la Fuente del Cañar'.
De la presencia de las encinas en los montes de Cartagena nos quedan un carrascal en el Collado de la Cruz, en la cabecera de la Rambla de El Cañar, algunas otras encinas dispersas por el Campo de Cartagena y el topónimo de la Loma de las Carrascas, bajo el cortado de Peñas Blancas.
Loma de las Carrascas, bajo el cortado de Peñas Blancas.
Con la idea de recuperar los antiguos carrascales de los montes de Cartagena, ARBA Cartagena y ANSE organizaron el pasado domingo 6 de diciembre de 2015 una 'bellotada' o siembra de unas 500 bellotas de encina en un terreno propiedad de ANSE en la misma Loma de las Carrascas.
La cuadrilla de voluntarios.
Con el fin de mantener la pureza genética del material empleado en la siembre, las bellotas utilizadas proceden exclusivamente de ejemplares de las sierras de Cartagena.
Plantando bellotas.
En acción.
En la Loma de las Carrascas se realizó en 2011 otra bellotada organizada por ANSE, y fruto de la cual pueden verse algunos ejemplares jóvenes de encina, como éste de la foto.
Dentro de la finca, propiedad de ANSE, también hay que destacar la presencia del boj balear (Buxus balearica), una especie que se citó en Cartagena a principios de siglo XX en un pliego de herbario del Real Jardín Botánico de Madrid y que, en la actualidad, se encuentra extinguida en la Región de Murcia. En 2003, ANSE promovió la recuperación de la especie en la finca de su propiedad y fruto de aquella actuación son los actuales ejemplares que hoy pueden verse.
Boj balear (Buxus balearica) en la Loma de las Carrascas.
La Loma de las Carrascas disfruta de unas especiales condiciones de humedad, bastante mayores que las del resto del Campo de Cartagena, lo que hace posible la presencia de especies más exigentes en requerimientos hídricos, como el terebinto (Pistacia terebinthus) o la trepadora Clematis cirrhosa.
Terebinto en mayo en la Loma de las Carrascas.
Palmitos, aladiernos y terebintos en la Loma de las Carrascas.
Clematis cirrhosa en las sierras de Cartagena.
Incluso, en 2013, miembros de esta asociación descubrieron la presencia de un quejigo o roble andaluz joven (Q.faginea), posiblemente de origen humano, en una ladera no muy lejana a la finca donde se realizó la plantación.
Quejigo (Q.faginea) en Peñas Blancas.
Las encinas de Cartagena pertenecen mayoritariamente a la subespecie ballota, la encina castellana, de hojas redondas y fruto grande y, muchas veces, dulce. Los mejores ejemplares de encina los podemos encontrar no muy lejos de la Loma de las Carrascas, en el Collado de la Cruz, en un precioso carrascal con ejemplares centenarios y catalogados como árboles monumentales.
Vista general del Collado de la Cruz con Peñas Blancas al fondo.
Ejemplar centenario de encina.
Ejemplares de porte mediano.
Esperemos que la climatología acompañe, tengamos una primavera medianamente lluviosa y nuestras encinas consigan germinar y convertirse, dentro de muchas décadas, en ejemplares majestuosos como los de la foto.
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