miércoles, 28 de septiembre de 2016

Temporada de recogida de semillas (II).

En ARBA Cartagena seguimos recogiendo semillas de las diferentes especies autóctonas de nuestros montes para reforestar en las próximas temporadas.  

En las primeras semanas del verano hemos estado recogiendo semillas de espino negro (Rhamnus lycioides), una especie clave en nuestros ecosistemas y que produce fruto cuando casi ninguna otra especie lo hace, lo cual es muy importante para muchas aves que se alimentan de fruta. 

Espino negro.

Hemos subido también a Peñas Blancas a la busca de los últimos ejemplares de terebinto (Pistacia terebinthus) del Campo de Cartagena. El terebinto es una especie propia de zonas algo más húmedas y esta especie lleva posiblemente acantonada en esta zona más protegida de Peñas Blancas desde que terminó la última glaciación. 

Justo bajo la pared de la imponente falla de Peñas Blancas, en una espectacular selva mediterránea de palmitos, aladiernos, acebuches y plantas trepadoras como Clematis cirrhosa, se encuentran estos preciosos ejemplares de terebinto. 



Nuestro objetivo es intentar conseguir un pequeño grupo de ejemplares reproductores en un entorno controlado para reforzar en el futuro esta pequeña población cartagenera.





Ejemplar mediano de terebinto creciendo directamente sobre la roca caliza.



Gran ejemplar de terebinto sobre un canchal.

En los últimos tres años no hemos conseguido reproducir esta especie ya que todas las semillas que hemos ido recogiendo estaban parasitadas. Esperemos que este año tengamos más suerte. 



Una gran araña lobo (Argiope lobata) en la Loma de las Carrascas. 

Hemos subido también en estos últimos días a recoger semillas de enebro (Juniperus oxycedrus) bajo el repetidor de Cabo Tiñoso. Nos hemos encontrado con los árboles muy afectados tras tres años de sequía, algunos en un estado límite. A pesar de todo, hemos conseguido recolectar semillas de algunos enebros hembra que han tenido reservas suficientes para producir fruto. 

El cerro de los Siete Cucones con La Azohía al fondo. 
En acción.

¡Ese Pablo!

Las semillas de enebro las usaremos para producir plantas que usaremos para reforestar en el mismo Cabo Tiñoso, donde tenemos un proyecto para recuperar los enebrales y sabinares costeros propios de este lugar, uno de los más áridos de España.

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Nuestro objetivo es dejar un medio ambiente mejor a los que vienen detrás de nosotros. Queremos recuperar los bosques y arbustedas que hace siglos cubrían nuestros montes. ¿Te animas a echar una mano? Puedes venir a colaborar con nosotros físicamente y poner tus manos y tu trabajo, o, si no tienes esa posibilidad, puedes apoyar económicamente a ARBA Cartagena - La Unión y nosotros plantaremos esos árboles por ti. Tienes la información en nuestra web. 


miércoles, 14 de septiembre de 2016

LUCHANDO POR PROTEGER LA FLORA Y LOS HÁBITATS DE NUESTRO LITORAL.


Una azucena de mar (Pancratium maritimum) en uno de los últimos arenales de La Manga.


La flora dunar y de saladar de nuestra comarca ha sido la que más ha sufrido una brutal regresión a causa de la urbanización sin límites de enormes franjas de litoral. Ejemplo paradigmático de una pésima (más bien, ninguna) planificación urbanística es La Manga del Mar Menor donde la conservación de la naturaleza ha estado totalmente ausente de los planes de nuestros mandatarios, primando el beneficio rápido y el engorde de las arcas municipales de los municipios de Cartagena y San Javier. 


La Manga en 2016

No contentos con haber destruido lo que podía haber sido un paraíso que compaginara el turismo de calidad y el respeto por nuestro patrimonio natural, los Planes Generales de Ordenación Urbana de los municipios de Cartagena y San Javier contemplan la SATURACIÓN TOTAL de La Manga urbanizando absolutamente TODO lo poco que aún queda sin construir. Cualquier resto de solar, de arenal, cualquier resquicio sin arrasar, va a ser urbanizado tarde o temprano. Y entonces nos daremos cuenta de que hemos terminado de destruir lo que era un paraíso para darle uso simplemente dos meses al año. Un muy mal negocio.

Un ejemplo negligente de lo que se pretende con La Manga es el proyecto de El Vivero, donde junto a la iglesia se planea la construcción de cuarenta torres de ocho plantas. ¿Puede La Manga soportar un proyecto así? 

El Vivero, otro proyecto urbanístico a orillas del Mar Menor

Plan parcial de El Vivero aprobado por el Ayuntamiento de Cartagena.

Y, como nunca es suficiente, el Gobierno Regional y el Ayuntamiento de San Javier proponen recuperar el proyecto de Puerto Mayor y la comunicación del norte de La Manga con San Pedro pasando por encima del espacio protegido de los arenales y salinas de San Pedro del Pinatar, primero con una pasarela peatonal y, cuando se haya destruido totalmente el medio natural y las aves que anidan en esa zona hayan desaparecido, se convertirá sin duda en una carretera de doble carril. 

Y en ARBA Cartagena pensamos que ya está bien: Que hay que decirles a los políticos que los ciudadanos nos merecemos otro modelo de crecimiento, que queremos respeto a los valores naturales de nuestro litoral y queremos un turismo sostenible y de calidad.  

Hinojo marino  (Crithmum maritimum) en uno de los últimos arenales de La Manga.

Por todas estas razones, ARBA Cartagena ha presentado alegaciones al nuevo proyecto de Plan General de Ordenación Municipal de Cartagena, y presentará también alegaciones a los planes de gestión de los espacios protegidos del Mar Menor y al PGOU de San Javier para que se protejan los últimos arenales y saladares de nuestro litoral. 

Queremos que se protejan especies que están en peligro crítico de extinción, como la zanahoria marítima (Echinophora spinosa) o la esparraguera del Mar Menor (Asparagus macrorrhizus), una planta que sólo crece en el entorno del Mar Menor y de la que quedan menos de 800 ejemplares en el mundo, la mayoría de ellos sobre solares urbanizables del municipio de San Javier. 


Uno de los últimos ejemplares de esparraguera del Mar Menor.

Si no se toman medidas de forma urgente, la esparraguera del Mar Menor se extinguirá para siempre y los responsables serán aquellos que miraron para otro lado cuando tenían la responsabilidad de velar por nuestro medio natural. 


Una de los últimos ejemplares de zanahoria marítimas (Echinophora spinosa) de La Manga.

Queremos además que se protejan los últimos arenales y saladares que quedan en La Manga, en Mar de Cristal.... También queremos que Cala Reona siga siendo un paraíso y no un enjambre de dúplex. 



Artemisia gallica en El Vivero de La Manga. Una planta de saladar muy rara en España y con varias poblaciones en el entorno del Mar Menor. 


Senecio glaucus. Otra de las rarezas con las que contamos en los arenales del Mar Menor y que corre riesgo de desaparecer con los proyectos de urbanización. 

Si quieres conocer en detalle las alegaciones que ARBA Cartagena ha presentado al PGMO puedes pinchar en el siguiente enlace: 




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Nuestro objetivo es dejar un medio ambiente mejor a los que vienen detrás de nosotros. Queremos recuperar los bosques y arbustedas que hace siglos cubrían nuestros montes. ¿Te animas a echar una mano? Puedes venir a colaborar con nosotros físicamente y poner tus manos y tu trabajo, o, si no tienes esa posibilidad, puedes apoyar económicamente a ARBA Cartagena - La Unión y nosotros plantaremos esos árboles por ti. Tienes la información en nuestra web. 


lunes, 1 de agosto de 2016

¡SALVEMOS LA ESPARRAGUERA DEL MAR MENOR, UNA ESPECIE ENDÉMICA EN PELIGRO CRÍTICO DE EXTINCIÓN!

Ejemplar en el tramo norte de La Manga (Fotografía de José Antonio López Espinosa).


Hace ahora tres años, se descubría para la ciencia una nueva especie de planta; La esparraguera que habitaba los últimos arenales de La Manga del Mar Menor y que había sido catalogada como esparraguera marina (Asparagus maritimus), constituía en realidad, como se sospechaba desde hacía tiempo, una especie independiente que fue denominada Asparagus macrorrhizus, o, vulgarmente, esparraguera del Mar Menor.

Ejemplar en el acequión de las salinas de Marchamalo.

La esparraguera del Mar Menor sería el único endemismo exclusivo del Mar Menor, es decir, una especie que sólo puede encontrarse en todo el mundo en los alrededores de nuestra laguna.

Frutos de la esparraguera del Mar Menor en diciembre. 

Hasta aquí las buenas noticias, pero ahora vienen las malas: Nuestra esparraguera se encuentra en peligro crítico de extinción. A nivel legal no tiene ningún tipo de protección, ya que el decreto de flora protegida no ha sido actualizado para incluir esta nueva especie. Se calcula que la expansión inmobiliaria de La Manga ha debido barrer más del 90% de la población originaria de la especie. El número total de ejemplares de esparraguera no debe superar en la actualidad los 600, de los cuales, posiblemente, menos de 200 se encuentran sobre espacios protegidos (Salinas de San Pedro y Lo Poyo). El grueso de la población de esta especie se asienta sobre suelo urbanizable del municipio de San Javier en el tramo norte de La Manga, muy principalmente sobre la zona de Veneziola y entorno del Puerto Tomás Maestre.  


Ejemplar en Veneziola. 

Ya tenemos el precedente en nuestra región de lo ocurrido con la zanahoria marina (Echinophora spinosa), una especie protegida, cuya principal población en la Región de Murcia fue erradicada de forma intencionada, dejando sus efectivos en peligro crítico de extinción a nivel regional. La administración regional no actuó en este caso, el autor de este atentado natural, de momento, sigue impune, y en la parcela donde se produjo el hecho se construye un hermoso dúplex. 

Dunas con los últimos ejemplares de Echinophora spinosa antes de su erradicación.

El mismo solar unos meses después. 


Al menos, la zanahoria marina es una especie presente en otras zonas del Mediterráneo, y su extinción a nivel regional, siendo trascendente, no tiene la extrema gravedad que supondría la desaparición en La Manga de la esparraguera del Mar Menor, cuya pérdida supondría la extinción total de una especie única en la tierra. 

¿Dejaremos que desaparezca esta parte singular de nuestro patrimonio natural? 

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Nuestro objetivo es dejar un medio ambiente mejor a los que vienen detrás de nosotros. Queremos recuperar los bosques y arbustedas que hace siglos cubrían nuestros montes. ¿Te animas a echar una mano? Puedes venir a colaborar con nosotros físicamente y poner tus manos y tu trabajo, o, si no tienes esa posibilidad, puedes apoyar económicamente a ARBA Cartagena - La Unión y nosotros plantaremos esos árboles por ti. Tienes la información en nuestra web. 


ENLACES.




sábado, 30 de julio de 2016

Temporada de recogida de semillas (I). 


Hemos empezado en pleno verano la temporada de recogida de semillas con el fin de producir planta autóctona para nuestras futuras plantaciones. 

La primera de las especies de nuestros montes en producir semilla es el cornical (Periploca angustifolia), que a finales de mayo presenta este aspecto: una maraña de vainas y ramas, con los penachos de las semillas asomando para ser esparcidos por el viento. 



El cornical es una de las plantas más importantes de nuestros ecosistemas. Es una planta de origen africano, con sus poblaciones más importantes en Europa en las costas de la Región de Murcia. Configura un hábitat típico de las zonas costeras de las sierras de Cartagena junto con el ciprés de Cartagena (Tetraclinis articulata). En el pasado tuvo que ser una especie dominante en muchas zonas de las sierras litorales de Cartagena formando una arbusteda prácticamente impenetrable.

Las semillas de cornical las hemos recogido de El Portús y La Algameca Chica y, en cuanto han recibido algo de humedad se han puesto a germinar y a crecer a toda velocidad. 


Bandeja forestal con plántulas de cornical.

La siguiente especie de la que hemos extraído semilla, durante el mes de julio, es la efedra (Ephedra fragilis). La efedra es un arbusto de la familia de las gimnospermas, típicamente mediterráneo y extraordinariamente resistente a la sequía, muy adecuado para restaurar ecosistemas en zonas áridas. De esta planta se extrae la efedrina, un compuesto antigripal y antiasmático. Las semillas las hemos recogido de las cuestas del Cedacero. 



Frutos de Ephedra fragilis. 

Semillas de Ephedra fragilis una vez despulpados los frutos. 

Al igual que ha ocurrido con las semillas de cornical, las de efedra también han comenzado a germinar en cuanto han recibido algo de humedad. 


Plántulas de efedra señaladas con una flecha. 

También hemos aprovechado la mayor disponibilidad de tiempo del verano para despulpar los palmizones  - que es como se llaman los frutos del palmito (Chamaerops humilis) - que se habían recogido el pasado invierno. El palmito, al igual que el cornical, es una de las especies que estructuran los ecosistemas de nuestras sierras. Con estos palmizones haremos el próximo otoño siembra directa sobre el terreno ya que el palmito responde mal al trasplante si se planta de plantón. 



Durante estas próximas semanas de verano continuaremos recogiendo semillas de espino negro (Rhamnus lycioides), en agosto, y enebro (Juniperus oxycedrus), en septiembre.


Al tratarse de especies protegidas, todas las semillas han sido recogidas con la debida autorización medioambiental. Además, parte de ellas van a ser cedidas a la Asociación de Naturalistas del Sureste para ser empleadas en las reforestaciones que esta asociación realiza. 

jueves, 31 de diciembre de 2015

Los cuatro endemismos exclusivos del Campo de Cartagena.


Los cuatro endemismos exclusivos del Campo de Cartagena. 


Consecuencia de la especial climatología y posición geográfica del sureste de la Península Ibérica, éste concentra la mayor biodiversidad de todo el continente europeo, concentrando una gran cantidad de especies, tanto de origen europeo como africano, e incluso del próximo oriente, así como especies que son endemismos exclusivos de la zona.

Dentro de estos endemismos el Campo de Cartagena cuenta con cuatro joyas botánicas que sólo pueden encontrarse en nuestra comarca a nivel mundial. 


El garbancillo de Tallante (Astragalus nitidiflorus). 

El garbancillo de Tallante es una leguminosa endémica que sólo se localiza en los cerros volcánicos que rodean la pequeña localidad de Tallante. 



El garbancillo de Tallante en flor (Astragalus nitidiflorus).


El Cabezo Negro de Tallante, restos de un volcán cuaternario, donde se concentra una de las escasas localidades de esta leguminosa.

Fue descubierta a principios del siglo XX y, desde entonces, no volvió a ser vista, dándose por extinta, hasta que cien años después, en 2004, el botánico y buen amigo, Sergio Martínez, la redescubrió en un paseo ciclista por las inmediaciones de Los Pérez Bajos. 

Se trata de una planta en peligro de extinción y, con el fin de promover trabajos de conservación y preservación de su hábitat fue objeto de un proyecto LIFE de la Unión Europea que se inició en 2012 y que se desarrollará hasta mitad de 2016. 

Más información en wikipedia: Astragalus nitidiflorus y LIFE Garbancillo


La esparraguera del Mar Menor (Asparagus macrorriyzus). 


Catalogada inicialmente como Asparagus maritimus, fue catalogada como especie independiente durante el año 2013. 

Esparraguera del Mar Menor en las salinas de Marchamalo. 

Crece sobre suelos salinos y arenales en el entorno del Mar Menor, especialmente sobre solares del norte de La Manga. 

En la actualidad se encuentra desprotegida legalmente al no haber sido recogida todavía como especie exclusiva dentro del decreto de flora protegida. Al contar con menos de 200 ejemplares en estado salvaje y encontrarse éstos, en su mayoría, sobre suelos de carácter urbanizable de la Manga del Mar Menor, su estado de conservación debería considerarse como en peligro crítico de extinción. 
 
Rama con flores.

Frutos de la esparraguera del Mar Menor en diciembre.

Conscientes del gran peligro de inminente extinción que corre esta especie, la Asociación ANSE durante 2014 y 2015 se ha dedicado a la plantación de cientos de plantones de esta especie dentro del espacio protegido de Lo Poyo

Plantación realizada por ANSE en los saladares y dunas de Lo Poyo.

Plantón de Asparagus macrorrhizus.



El que una especie sea endémica no quiere decir que ésta tenga que ser escasa o estar en peligro. Eso es lo que le ocurre a la siempreviva de Cartagena, una especie del género Limonium (muy rico en endemismos) y que se ha especializado en vivir sobre suelos ricos en metales pesados, tan abundantes en nuestra sierra minera. Es muy frecuente encontrarla sobre suelos pobres desde Cabo de Palos hasta el Monte Roldán. En las cercanías de Cartagena puede encontrarse en los alrededores de la Atalaya y la Sierra de Pelayo.




Siempreviva de Cartagena en floración en verano en el monte Roldán.




Al igual que la especie anterior, se trata de un endemismo frecuente en su área de distribución que abarca todas las sierras orientales de Cartagena, desde la propia ciudad hasta el Cabo de Palos. 

Zamarrilla de Cartagena en un tomillar en Atamaría.



Otras endemismos singulares del Campo de Cartagena.

Otras especies de plantas notablemente singulares de las sierras de Cartagena, aunque no sean endemismos exclusivos son: 

La Manzanilla de Escombreras (Anthemis chrysantha),  un iberoafricanismo de distribución muy reducida entre las costas de Argelia y Cartagena, en peligro crítico de extinción y también objeto de un proyecto de conservación promovido por la UPCT, el puerto de Cartagena y la Fundación Biodiversidad.

Área de distribución de la manzanilla de Escombreras. 

Manzanillas de Escombreras en la punta de La Azohía.

La jara de Cartagena (Cistus heterophyllus subsp.carthaginensis). Se trata de otro iberoafricanismo, de amplia distribución en el norte de África pero reducido a una exigua población, muy mermada además últimamente, en las sierras de Cartagena en el ámbito europeo. 

La jara de Cartagena es una especie en peligro crítico de extinción en la Península Ibérica con un solo ejemplar en la Provincia de Valencia y una pequeña población en la Sierra Minera de Cartagena, la cual contaba hasta el año 2013 con menos de 30 ejemplares, algunos de los cuales además presentaban trazas de hibridación con la jara común (Cistus albidus). La sequía de los años 2014 y 2015 ha reducido aún más la población hasta dejarla reducida a menos de cinco ejemplares silvestres. En la actualidad, hay un plan de recuperación en marcha que esperemos que no haya llegado demasiado tarde. 

Jara de Cartagena (Cistus heterophyllus) en Atamaría. 

Un último endemismo exclusivo citado en las sierras de Cartagena, el rabogato del Mar Menor (Sideritis marminorensis o Sideritis pusilla subsp.carthaginensis) propuesto por algunos autores no es, sin embargo, aceptado como especie por las publicaciones especializadas, asignando los ejemplares de las Sierras de Cartagena a la especie Sideritis pusilla. 

Sideritis pusilla en el Carmolí.


jueves, 10 de diciembre de 2015

Recuperando los carrascales de Cartagena. 


En tiempos pasados, la encina o carrasca (Quercus ilex) fue una especie mucho más abundante en el Campo de Cartagena de lo que lo es hoy día. 

En el libro de M.Carmen Zamora Zamora 'Aprovechamientos tradicionales de los montes comunales del Campo de Cartagena. Cómo se construye un desierto' se menciona varias veces la existencia de carrascales en la zona oeste del municipio, en el entorno de la Rambla de El Cañar basándonse en fuentes del Archivo Municipal. 


Las encinas del Campo de Cartagena son en su mayoría de la subespecie ballota, o encina castellana, de hojas redondas y fruto grande y dulce.


Así, en 1586, se ordena por parte del Rey al Concejo de la ciudad que se conceda a unos napolitanos autorización para la corta de leña de encina en sus montes y el Concejo concede tal permiso con la condición de que 'no exceda de mata parda (encina) e questa se corte en la parte de Poniente de esta ciudad de aquel cabo de la Fuente del Cañar'. 


De la presencia de las encinas en los montes de Cartagena nos quedan un carrascal en el Collado de la Cruz, en la cabecera de la Rambla de El Cañar, algunas otras encinas dispersas por el Campo de Cartagena y el topónimo de la Loma de las Carrascas, bajo el cortado de Peñas Blancas. 


Loma de las Carrascas, bajo el cortado de Peñas Blancas.

Con la idea de recuperar los antiguos carrascales de los montes de Cartagena, ARBA Cartagena y ANSE organizaron el pasado domingo 6 de diciembre de 2015 una 'bellotada' o siembra de unas 500 bellotas de encina en un terreno propiedad de ANSE en la misma Loma de las Carrascas. 


La cuadrilla de voluntarios.

Con el fin de mantener la pureza genética del material empleado en la siembre, las bellotas utilizadas proceden exclusivamente de ejemplares de las sierras de Cartagena.




 
Plantando bellotas.

 
En acción.



En la Loma de las Carrascas se realizó en 2011 otra bellotada organizada por ANSE, y fruto de la cual pueden verse algunos ejemplares jóvenes de encina, como éste de la foto. 



Dentro de la finca, propiedad de ANSE, también hay que destacar la presencia del boj balear (Buxus balearica), una especie que se citó en Cartagena a principios de siglo XX en un pliego de herbario del Real Jardín Botánico de Madrid y que, en la actualidad, se encuentra extinguida en la Región de Murcia. En 2003, ANSE promovió la recuperación de la especie en la finca de su propiedad y fruto de aquella actuación son los actuales ejemplares que hoy pueden verse. 



 
Boj balear (Buxus balearica) en la Loma de las Carrascas.

La Loma de las Carrascas disfruta de unas especiales condiciones de humedad, bastante mayores que las del resto del Campo de Cartagena, lo que hace posible la presencia de especies más exigentes en requerimientos hídricos, como el terebinto (Pistacia terebinthus) o la trepadora Clematis cirrhosa.

Terebinto en mayo en la Loma de las Carrascas. 

Palmitos, aladiernos y terebintos en la Loma de las Carrascas. 

Clematis cirrhosa en las sierras de Cartagena.

Incluso, en 2013, miembros de esta asociación descubrieron la presencia de un quejigo o roble andaluz  joven (Q.faginea), posiblemente de origen humano, en una ladera no muy lejana a la finca donde se realizó la plantación.




Quejigo (Q.faginea) en Peñas Blancas.

Las encinas de Cartagena pertenecen mayoritariamente a la subespecie ballota, la encina castellana, de hojas redondas y fruto grande y, muchas veces, dulce. Los mejores ejemplares de encina los podemos encontrar no muy lejos de la Loma de las Carrascas, en el Collado de la Cruz, en un precioso carrascal con ejemplares centenarios y catalogados como árboles monumentales. 



Vista general del Collado de la Cruz con Peñas Blancas al fondo.



Ejemplar centenario de encina.



Ejemplares de porte mediano.


Esperemos que la climatología acompañe, tengamos una primavera medianamente lluviosa y nuestras encinas consigan germinar y convertirse, dentro de muchas décadas, en ejemplares majestuosos como los de la foto.